En medio del devastador incendio en Epuyén, Lihuen Cultural se ha convertido en un más que un espacio cultural, es lugar para la organización de la solidaridad, brindando refugio y apoyo a las familias afectadas. Además, funciona como punto de encuentro para las brigadas de construcción comunitarias y autoconvocadas.
En medio del incendio que comenzó el miércoles 15 de enero y quemó más de 70 casas en Epuyén, el espacio cultural Lihuen se ha convertido en un refugio de solidaridad y apoyo para las familias afectadas. Gustavo Rojas, un constructor y padre de cuatro hijos damnificado luego del paso de las llamas, compartió su testimonio desde Lihuen Cultural en una entrevista con FM de la Cordillera.
“El fuego comenzó en la zona del lago, avanzando hacia las casas de la Rinconada. A mi me arrasa siendo constructor, yo hago herrería, carpintería, soy bio constructor. Al no tener a donde ir, vinimos al Lihuen cultural, que es un espacio de amigos que funciona hace algunos años. Tengo cuatro hijos y se nos quemó la casa entera. Vinimos a empezar a dejar las cosas que podíamos salvar, y se empezaron a sumar algunas personas más”, cuenta Gustavo.
El vecino alcanzado por el fuego, destacó la organización solidaria que se ha establecido en Lihuen Cultural, donde se han distribuido alimentos, ropas y materiales de construcción. “Recibimos borcegos del talle 39 a 44, porque las zapatillas se nos derriten cuando vamos a apagar los focos que siguen prendidos, también recibimos linternas para poder movernos a la noche por la rinconada donde no hay todavía luz, toallas, y artículos de higiene personal”, expresa el vecino de Epuyén.
“Una compañera bioconstructora, con la que compartimos una red de constructores, vino a conocerme y conocer la situación y nos ayudó a organizar la distribución de recursos. Ella vio que dentro de la Lihuen había mucha organización solidaria, y me pidió instrucciones para ir a la Rinconada a ayudar”, cuenta Gustavo.
“Fue al Gimnasio municipal, pero ante la burocracia volvió a la Lihuen para contarme indignada que no pudieron darle siquiera unos guantes”, relató Gustavo, al tiempo que destacó que a pesar de la burocracia en el gimnasio municipal, en Lihuen las familias afectadas han encontrado un lugar donde refugiarse y organizarse para la reconstrucción de las viviendas destruidas por el fuego.
El espacio cultural recibe donaciones de ropa de trabajo, borceguís, linternas, toallas y artículos de higiene personal. Además, se han organizado jornadas de trabajo por cuadrillas para reconstruir las casas afectadas. “Los equipos vienen acá a las 10 de la mañana, armamos el replanteo acá, charlamos y después salimos a reconstruir en el lugar. Hay personas que tiene más red y otras, como un tipo de más de 70 años que no tiene como reconstruir su casa, que necesitan una mano porque están evaluando como juntar la plata para volver a empezar”, detalla Gustavo.
Lihuen Cultural ha demostrado ser un ejemplo de solidaridad y resistencia en tiempos de crisis, brindando un espacio de apoyo y organización para las familias afectadas por el incendio en Epuyén. “Hoy por hoy, la Lihuen es nuestra casa. Se transformó en una casa que nos abriga y nos sostiene. Un espacio donde se pudo distribuir todos los alimentos y ropas que donaron”, cuenta el vecino.
El intendente de Epuyén visitó el lugar y ofreció apoyo municipal, incluyendo plata para alquilar viviendas y herramientas para la construcción de inmuebles. Sin embargo, Rojas mencionó que la espera por recursos adicionales sigue siendo incierta. “Este lugar es muy chiquito, tiene una cocina y un baño, y estamos durmiendo todos acá, con colchones en el piso”, contó Gustavo al explicar que optan por organizarse desde ese espacio comunal.
Lihuen está ubicado “acá mismo en la calle avenida los pumas, al lado del supermercado”, indica Gustavo. Allí, además de materiales, herramientas y lo anteriormente mencionado, reciben viandas para acercarle a los brigadistas cuando vuelven de aplacar focos.
Desde el gobierno provincial y nacional en palabras del vecino “están realizando un listado, por familia, para ver qué necesitan, pero desde ahí a que sucede no sabemos cuándo tiempo va a pasar”. En el gimnasio nos dieron los colchones que llegaron allá”, contó.
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